Este proyecto nace con la inquietud de explorar nuevas formas de fusionar el arte con un camino terapéutico de sanación. Mi buena amiga Lorena llevaba toda su vida escondiendo o evitando hablar de su preferencia sexual con su familia, lo que la llevaba a vivir una especie de doble vida llena de vacíos y frustración.

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Empezó a nacer en ella una potente pulsión, quería expresarle este hecho a su familia pero no encontraba la forma adecuada. Hablando con ella surgió esta idea de hacerlo por medio de una pieza audiovisual, de mezclar lo que para el espectador desprevenido es una ficción, con un mundo simbólico que expresa la batalla interna que Lorena cargaba con ella día tras día. 

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Ya en el teatro, como director, había trabajado antes temas similares, me pareció un bonito reto y  una especial forma de hacerlo para Lorena. Y así con un crew que es como una familia y en un ambiente muy protegido, nos embarcamos en este viaje que denominamos Psico-Cine. Su familia fue invitada a participar como extras en un cortometraje que íbamos a realizar, con ese pretexto y sin saber lo que se iban a encontrar, fueron tranquilos. Durante el tiempo que estuvieron en el set mantuvimos a Lorena encerrada en el clóset justo al lado de donde su familia esperaba mientras tomaban unas onces. 

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Les pedí que comieran y charlaran tranquilos y que simplemente reaccionaran a lo que fuera pasando. Así dimos la acción mientras esperábamos con tres cámaras para tener el mayor cubrimiento posible. Establecimos con Lorena una señal y una vez se dio ella salió del clóset: sus papás, hermano, novia (que para sus papás era una amiga más) y mejor amigo, la vieron salir. Ese primer instante que se rodó a manera de documental, pero con una puesta en escena diseñada para mantener el tono de la pieza, generó las reacciones más auténticas, aunque había bastante confusión y asombro en el ambiente. 

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Durante un buen rato fuimos a otro espacio donde hablamos con Lorena y su familia en privado, les explicamos lo que estábamos haciendo. Cada uno lo digirió a su manera y así emprendimos entre todos la misión de terminar el corto. Sus papás la vieron salir una y otra vez del clóset y este era el hecho que en realidad nos importaba: Lorena estaba haciendo un acto poético, un acto psicomágico, estaba llegando directamente al inconsciente de su familia, y rompiendo desde la raíz toda una estructura mental que cargaban todos por años de negación y tabú. No sabíamos cuál iba a ser la reacción de ellos, podía pasar cualquier cosa, pero por fortuna se la tomaron con mucha calma y le trasmitieron mucho afecto a su hija. Incluso en la primera toma, después de darle un beso a su novia,  Lorena fue a saludar a su papá y él le expresó sin reserva: “Te amo hija”.